Si me preguntan desde cuándo tengo esta relación con las flores, tengo que echar la vista muy pero muy atrás…
Tendría yo unos 10 u 11 años cuando la vecina me llevaba con ella al mercado.
Me encantaba llevar las flores primorosamente cuidadas por mi madre y ofrecerlas a quien pasara por nuestro puesto.
Ahora sé que aquello era una chiquillada a ojos de todos, pero… ¿qué dirían si me vieran ahora?
La pasión por las flores germinó en mi corazón durante la niñez y ha ido floreciendo durante toda la vida, permitiéndome tener el trabajo más bonito del mundo.